junio 07, 2020 4 Minutos de Lectura

Valentina Schwerter, 25 años, juega básquetbol hace más de 17 años. Es valdiviana de corazón y está cursando su segundo año en el Instituto Profesional Los Lagos. Inició su carrera como deportista cuando tenía ocho años jugando básquetbol convencional, pero por una condición en su columna vertebral comenzó a jugar básquetbol sobre silla de ruedas.

Durante su trayectoria como deportista ha jugado en diferentes torneos y ligas a lo largo del país. Algunos de estos son: La Liga Nacional, Liga Austral, Teletón 2010 y una serie de campeonatos relacionados con el básquetbol sobre silla de ruedas.

Con una rápida mano zurda y un afán de ir a agarrar los rebotes, la valdiviana forma parte de la actual selección femenina de básquetbol sobre silla de ruedas, que iba a competir en el sudamericano adulto en Bolivia el segundo semestre de este año. Lamentablemente, por el contexto actual, este se tuvo que posponer de manera indefinida.

“En básquetbol convencional dependes principalmente de tus manos y piernas, acá la mayoría recae sobre tus brazos y manos”, comenta la basquetbolista. Conoce la historia de la alera y seleccionada nacional:

El deporte:

¿Cuándo empezaste a jugar básquetbol? 

A los 8 años. Comencé jugando básquetbol convencional, en la escuela de Las Animas. En el gimnasio antiguo que se quemó. Un par de años después, debido a mis condiciones de discapacidad, empecé a jugar básquetbol sobre silla de ruedas.

Has podido jugar ambos formatos de la disciplina, ¿cómo fue la transición de jugar básquetbol convencional a jugar en una silla de ruedas? 

Fue algo diferente. Innovador. Mi primer año fue muy difícil llevar el balón y manejar la silla al mismo tiempo. Se te rompen las manos y se llenan de ampollas. Es complicado acostumbrarse y motivarse. En básquetbol convencional dependes principalmente de tus manos y piernas, acá la mayoría recae sobre tus brazos y manos. Fue muy triste no poder volver a jugar de manera tradicional. 

La lesión:

¿Qué es lo que te impide caminar bien? 

Es una lesión en la columna. Nací con ella. Me cuesta correr, agacharme, saltar y ese tipo de movimientos, pero puedo caminar. Es una malformación y mientras fui creciendo, se me fue complicando jugar de manera convencional. En el 2009 me operé y de ahí en adelante es cuando empecé a mirar otros deportes. 

Cómo fue jugar en la Teletón de Santiago? 

Fue bacán. Ahí conocí a los equipos de Santiago y Curicó, que en mi opinión son las ciudades en Chile donde más se juega básquetbol sobre silla de ruedas. Su velocidad y fuerza me sorprendió. Ahí me comenzó a gustar el deporte. Además, los chicos y chicas que conocí en la capital me enseñaron mucho. Fueron mis mentores. Hasta el día de hoy seguimos en contacto. 

¿Cuál es tu motivación para jugar? 

Este año en particular mi motivación para mejorar y seguir entrenando, es porque quedé dentro del equipo femenino de la selección nacional de básquetbol sobre silla de ruedas. Quiero estar en mi mejor condición física y psicológica para representar a mi país. Eso sí, por el tema de la pandemia tuvieron que retrasar el sudamericano que se iba a jugar en Bolivia el próximo semestre. 

¿Cuál es tu posición dentro de la cancha? 

Soy categoría baja por mi lesión de columna y soy alera. Nosotros nos dividimos en categoría alta y baja. Cada una tiene una clasificación funcional según la lesión que tiene cada jugador. Es casi lo mismo que el convencional, hay pocas diferencias entre los dos. Acá los árbitros cobran más y tienen que estar más atentos.

En la cancha:

¿Cómo son los entrenamientos? El acondicionamiento físico y ese tipo de cosas. 

Son muchos ejercicios de resistencia. De velocidad. Hay que tener un juego rápido, eso es clave. También hay que entrenar cómo ocupar la silla de la mejor manera y sacarle provecho. Entrenamos tres veces a la semana. Cada entrenamiento dura entre dos a tres horas, porque uno llega, saca la silla para jugar, te cambias de ropa, te cambias de silla, entre otras cosas. Al terminar, es el mismo proceso, es más largo de lo normal.

¿Está visibilizado el básquetbol sobre silla de ruedas en Valdivia y en Chile? 

En Santiago tienen harto apoyo. En el sur es distinto, cuesta mucho tener apoyo. Por ejemplo, cuando viajamos a competencias no hay líneas de buses que apoyen mucho. Se generan problemas con las líneas por un tema de espacio al momento de viajar. El apoyo de las familias en fundamental. Hay que llevar tanto sillas deportivas como sillas convencionales, la ropa, los balones, muchas cosas y los apoderados son los que más ayudan. La Celulosa Arauco nos apoya mucho acá en Valdivia, entrenamos ahora en su complejo.

¿Hay mucha competencia? 

Sí. Es alta en todo el país. Está la liga austral, nacional y otras competencias anexas que aparecen durante el año. Jugamos de manera frecuente. Eso sí, hay más competencia masculina que femenina. En Valdivia, en este momento, soy la única mujer jugando. Actualmente, entreno con los hombres. Aprendo mucho de ellos. También veo básquetbol convencional. 

¿Qué es lo más difícil de jugar básquetbol sobre silla de ruedas? 

El manejo de la silla. La coordinación, entre el balón y la silla. 

¿Qué es lo que más te gusta del deporte?

La emoción de jugar un partido. Es una adrenalina inigualable. También ser hincha. Soy fanática del Club Deportivo Valdivia (CDV). 

¿Cómo ves el futuro de la disciplina?

Bueno. Eso sí, espero que se siga dando la oportunidad de jugar y también que lleguen más mujeres. 


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